jueves, 8 de noviembre de 2012

UNA MIRADA A LOS RESULTADOS DE GUAYNABO


     Acaba de culminar un evento electoral en Puerto Rico que  nos deja varios mensajes y nos obliga a hacer algunas reflexiones de cara al futuro. Aunque el PIP siempre ha contado con candidatos a la gobernación de primer orden, lo cierto es que Juan Dalmau  parece ser uno de los mejores, si lo tomamos y analizamos en la totalidad de sus atributos. Juan es inteligente, sagaz, trabajador y posee un caudal de conocimientos indispensables para un candidato a la gobernación. Pero, además, tiene buena presencia y es muy afable y simpático. En otras palabras, Juan les cae bien a todos.

   A pesar de todo eso, la tentación de muchos llamados independentistas a sucumbir ante el más burdo disfraz de patriotismo electorero de parte de algún popular en problemas para conseguir su elección está siempre presente y lo peor es que siempre hay algunos dispuestos a comprarles el engaño. Esta vez no fue la excepción. Así, un partido que en todas las encuestas se le adjudicaba entre 4,5 y hasta 6 % de la intención de voto, al final terminó con 2.56%.

    Para mí, la nota más refrescante de la elección  la dio nuestra querida ciudad de Guaynabo. Por primera vez en muchos años, no tuvimos un local adecuado para reunirnos. No participamos de ningún fondo gubernamental y nuestro candidato a alcalde, Jaime Alonso, fue designado apenas dos meses antes del evento electoral. Aun así, Guaynabo obtuvo el mayor porcentaje para el candidato a la gobernación del PIP, Juan Dalmau, así como para el candidato a alcalde, Jaime Alonso, en todos los pueblos de Puerto Rico por el PIP.

    Cierto es que Jaime Alonso es un gran candidato y una mejor persona, pero no tuvimos tiempo suficiente y mucho menos medios económicos para hacer una buena campaña. Nuestro éxito, entonces, dependió de varios factores, a saber:  la entrega y la disposición del grupo de trabajo para sobreponernos a la carencia de otros recursos que estuvieron disponibles a otros, pero no a nosotros, y el trabajo de excelencia que realizaron los que nos precedieron en estos menesteres. Durante los pasados dos cuatrienios, al menos, Adolfo Rodríguez Burgos y un grupo de extraordinarios compañeros sembraron la buena semilla que todavía rinde frutos abundantes. Sería muy mezquino y ruin de nuestra parte no hacer ese reconocimiento a aquellos que sembraron la tala a donde hoy nosotros podemos ir a recoger una buena cosecha.

   A lo largo y ancho de todo Puerto Rico, no tuvimos el resultado esperado. Las razones para eso son muchas y muy diversas. Oportunamente, vamos a tomar las decisiones que correspondan para enfrentar el porvenir. Mientras tanto, Guaynabo ha surgido con gran fuerza patriótica y ha enviado un mensaje alto y claro a aquellos que nos menospreciaron.        

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