Por: Andrés Rodríguez Rivera/Legislador Municipal de Guaynabo/PIP
“Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos,
pero hay los que luchan toda la vida. Esos son los imprescindibles”.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos,
pero hay los que luchan toda la vida. Esos son los imprescindibles”.
Bertolt Brecht
El pasado sábado, 2 de julio recibimos la triste nueva de que el compañero, amigo y hermano José Rafael Bas entró con honores por la puerta situada más allá del misterio (como llamaba don Gilberto al proceso de la muerte física). En los últimos meses, el querido compañero enfrentó serios problemas de salud. Tan serios, que lo retiraron de sus valiosas aportaciones a la lucha por la independencia y a todas las causas nobles y patrióticas que fueron su agenda de vida siempre. Es importante que destaque la palabra “siempre”, porque si algo distinguió al amado compañero, fue su constancia y compromiso abnegado sin pretensiones de reconocimientos y adulaciones.
Pepe Bas o Abuelo Bas, como le conocimos, fue siempre un obrero y un soldado de las causas justas. No he conocido a otro u otra que le supere en su prestancia al trabajo y en lealtad a la lucha y a su partido. Enfrentó los tiempos más difíciles y adversos de esta lucha. Redobló el esfuerzo, el compromiso y el trabajo desde todas las trincheras disponibles y necesarias en cada momento o situación. Sirvió como periodista, fotógrafo, organizador de eventos, conferenciante, recolector de endosos, funcionario electoral y un largo etcétera. Realizó trabajos, tales como pintar, barrer, botar la basura, acomodar y almacenar equipo, mesas, sillas en su propia casa o donde fuera necesario para desarrollar alguna actividad del Partido Independentista.
Los que militamos en este instrumento de lucha sabemos que aquí solo se viene a trabajar y a aportar. No hay expectativas de otra índole, que no sean contribuir a la lucha en la creemos y por la que estamos dispuestos a asumir las consecuencias. Esa filosofía patriótica la encarnó como muy pocos Pepe Bas. En este momento, nos corresponde agradecer póstumamente su gran legado. Nos corresponde, además, emular en lo posible su gesta y ayudar a culminar su agenda inconclusa.
Mis respetos y mi admiración para ti, querido compañero. Fuiste, sin duda, lo más cercano a un luchador imprescindible. Te extrañaremos cada vez que se requiera un esfuerzo adicional para culminar alguna de las tareas que esta lucha nos impone. Esas tareas eran tu especialidad.
Hasta siempre, luchador casi, casi imprescindible.
¡A la lucha y a la victoria!
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