sábado, 23 de julio de 2011

Ser bueno es fácil, lo difícil es ser justo

Cuando equivocamos el camino,
cada paso es un nuevo error”.

     Para los legisladores municipales de la mayoría, no importa si son miembros del PNP o del PPD, la decisión de cómo han de votar a todo proyecto presentado es muy sencilla: favorecer todos los proyectos que presente la administración independientemente de sus méritos. Cuando están en minoría, la decisión es igualmente sencilla: aprovechar toda oportunidad para obstaculizar las iniciativas de la administración y, si es posible, capitalizar esas decisiones con aquellos sectores que, por buenas o malas razones, se oponen a las pretensiones del alcalde de turno.
    Si los legisladores del PIP caemos en esas mismas actitudes politiqueras, seremos más de lo mismo que ha corrompido la política puertorriqueña. No seremos diferentes a ellos y nuestra misión en las legislaturas municipales no contribuirá en nada a marcar una verdadera diferencia.
    Nuestra cultura política nos ha impuesto unos estereotipos a cada ideología que les resultan difíciles de superar aun a aquellos muy bien intencionados y cuyo compromiso patriótico nadie puede cuestionar. Entre esos estereotipos que les aplican a los independentistas está el tener que defender todas las medidas que tome algún presidente asociado con lo que la gente llama “gobiernos de izquierda” y combatir igualmente las que tomen los asociados con los “gobiernos de derecha”. Faltar a estos preceptos preconcebidos hace a un independentista un traidor o un colaborador del “régimen”, entre otras calificaciones aún peores.
    Siempre he creído que los seres humanos todos, ya sean etiquetados como derechistas, de centro o izquierdistas, deben tener un compromiso con la verdad y la justicia. Por supuesto, esa verdad y esa justicia van a afectarse por nuestra forma de ver y concebir la vida integralmente, pero debe prevalecer ante todo la buena fe y la convicción de que se actúa conforme a la conciencia y a nuestras creencias.
      En la consideración de todos los proyectos que se presenten para aprobación o rechazo en una legislatura municipal, el legislador debe regir su criterio por lo que mejor sirva los intereses de su pueblo o ciudad y no, la de individuos o grupos de interés. Igualmente, debe tomar en consideración la seguridad individual y colectiva en todas sus manifestaciones. No debe ceder a presiones de nadie, si está convencido de que actúa conforme a su conciencia y debe procurar toda la información disponible sobre cada asunto, preferiblemente de fuentes independientes, para que sus decisiones estén siempre bien informadas.
     Complacer a los que más griten o a los que tienen más poder solo conduce al fracaso y a la injusticia, y los legisladores municipales no fuimos llamados a eso.



lunes, 4 de julio de 2011

José (Pepe) Bas: un luchador casi imprescindible

Por: Andrés Rodríguez Rivera/Legislador Municipal de Guaynabo/PIP
“Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos,
pero hay los que luchan toda la vida. Esos son los imprescindibles”.
Bertolt Brecht
El pasado sábado, 2 de julio recibimos la triste nueva de que el compañero, amigo y hermano José Rafael Bas entró con honores por la puerta situada más allá del misterio (como llamaba don Gilberto al proceso de la muerte física). En los últimos meses, el querido compañero enfrentó serios problemas de salud. Tan serios, que lo retiraron de sus valiosas aportaciones a la lucha por la independencia y a todas las causas nobles y patrióticas que fueron su agenda de vida siempre. Es importante que destaque la palabra “siempre”, porque si algo distinguió al amado compañero, fue su constancia y compromiso abnegado sin pretensiones de reconocimientos y adulaciones.
Pepe Bas o Abuelo Bas, como le conocimos, fue siempre un obrero y un soldado de las causas justas. No he conocido a otro u otra que le supere en su prestancia al trabajo y en lealtad a la lucha y a su partido. Enfrentó los tiempos más difíciles y adversos de esta lucha. Redobló el esfuerzo, el compromiso y el trabajo desde todas las trincheras disponibles y necesarias en cada momento o situación. Sirvió como periodista, fotógrafo, organizador de eventos, conferenciante, recolector de endosos, funcionario electoral y un largo etcétera. Realizó trabajos, tales como pintar, barrer, botar la basura, acomodar y almacenar equipo, mesas, sillas en su propia casa o donde fuera necesario para desarrollar alguna actividad del Partido Independentista.
Los que militamos en este instrumento de lucha sabemos que aquí solo se viene a trabajar y a aportar. No hay expectativas de otra índole, que no sean contribuir a la lucha en la creemos y por la que estamos dispuestos a asumir las consecuencias. Esa filosofía patriótica la encarnó como muy pocos Pepe Bas. En este momento, nos corresponde agradecer póstumamente su gran legado. Nos corresponde, además, emular en lo posible su gesta y ayudar a culminar su agenda inconclusa.

Mis respetos y mi admiración para ti, querido compañero. Fuiste, sin duda, lo más cercano a un luchador imprescindible. Te extrañaremos cada vez que se requiera un esfuerzo adicional para culminar alguna de las tareas que esta lucha nos impone. Esas tareas eran tu especialidad.

Hasta siempre, luchador casi, casi imprescindible.

¡A la lucha y a la victoria!