Hace apenas unos años nadie hablaba
de las casas acreditadoras y casi nadie conocía cuáles eran sus funciones. Esto
no ha cambiado mucho hoy, aunque ahora todos hablan de ellas y sus
degradaciones del crédito de Puerto Rico.
El gobernador Alejandro García Padilla
dice estar harto de ellas, porque casi todos los días degradan aún más nuestros
bonos y nuestro crédito, cosa que, según él, no hacían antes. Mi compueblano Silverio Pérez dijo, en una
columna reciente, que hace unos años, cuando Puerto Rico construía “obras
faraónicas” mediante préstamos, las casas acreditadoras se hacían, dice él, “de
la vista larga”.
Tanto la insinuación del Gobernador,
como la que hace el amigo Silverio en aparente validación del comentario de AGP
dejan al descubierto su desconocimiento de las funciones y razón de ser de
estas entidades analistas de crédito.
Moody’s, Standard & Poor’s, Fitch,
y todas las otras analistas del crédito gubernamental y de otras empresas
privadas, no están para defender de la bancarrota a los gobiernos. Ellos existen,
fundamentalmente, para orientar a los inversionistas o bonistas, sobre cuáles
bonos o inversiones son más favorables para sus clientes, en este caso, los
bonistas, que son los que pagan por sus servicios. Y los bonistas son todos los
que compran bonos. Algunos son muy ricos y otros son, sencillamente, entidades
y personas que invierten sus ahorros, muchos o pocos, con la expectativa de
obtener un rendimiento razonable. Algo que es totalmente legal y que la entidad
que los vende lo hace voluntariamente, igual que usted y yo cuando acudimos a
solicitar un préstamo.
Es cierto que las casas acreditadoras
han cometido errores en el pasado al orientar a sus clientes. Es cierto que, a
veces, sus decisiones les hacen un grave daño a las entidades o gobiernos que
son objeto de sus clasificaciones, que, como dijimos, puede que no reflejen la
realidad. Pero debemos entender que esas decisiones responden a pronósticos
basados en la especulación sobre lo que ha de ocurrir en el futuro. Cuando
se depende de eso, existe siempre la posibilidad
de que algunos eventos no considerados puedan alterar la conclusión o afecten
el pronóstico. Por ello, el trabajo se le asigna a un grupo de especialistas
con amplio conocimiento y experiencia. No obstante, la posibilidad de no acertar estará siempre presente.
En fin, los analistas de crédito, no
responden a ideologías ni a partidos políticos nacionales como parecen sugerir
los personajes citados al inicio de este artículo. No son ni malos ni buenos.
Son, sencillamente, especialistas que, con sus virtudes y defectos, analizan
unos patrones y circunstancias ubicados en un momento histórico determinado y
les hacen unas recomendaciones a sus clientes, los bonistas.
Con degradaciones o sin ellas, Puerto
Rico va a levantarse. No porque pase el
tiempo, ni por rogativas ni por cancioncitas pagadas para ocultar nuestra
realidad. Puerto Rico se va a levantar por el esfuerzo y el trabajo de tantos
puertorriqueños y vecinos de otras latitudes que aquí viven y que juntos haremos
lo que corresponda para lograrlo.
Muchas administraciones antes,
utilizando un modelo político y económico desgastado y colapsado, nos legaron
esta realidad. Con el pasado, no podemos hacer mucho, excepto utilizarlo para
no cometer los mismos errores. El presente precisa de lo mejor de todo el
pueblo para crear el futuro que queremos legarles a las futuras generaciones.
En ese camino deberemos estar todos sin recelos, culpas ni desmayo.
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