¡Gracias!
Entre todas las virtudes que puede poseer un ser
humano, considero el valor como la más importante. Porque, como decía Albizu, el
valor es el valor más permanente en el hombre y es el que permite al hombre
cumplir con su responsabilidad y alcanzar objetivos superiores, sin importar
las consecuencias. Luego de esta virtud, considero que la segunda, en orden jerárquico,
es ser agradecido. Es a esta última a la que dedico este artículo.
El Comité del PIP en Guaynabo tiene una larga y
honrosa historia. Una historia que se remonta a mucho tiempo antes de que yo me
uniera a colaborar y a hacer mis modestas aportaciones hace ya más de veinte años. Durante ese tiempo, he tenido la oportunidad y el privilegio de conocer a
tantas personas de primera calidad que dieron, y otros que aún siguen dando,
lustre y honra a este Comité. Nombrarlos a todos es imposible, por razones
diversas. A riesgo de omitir nombres, que posiblemente tengan tanto o más mérito
que los nombrados, quiero reconocer a algunos de ellos con los que he tenido
una relación más estrecha y personal.
La historia del PIP en Guaynabo no puede escribirse
sin nombrar a personas, como Lázaro Ramos, José Salvá, Rafael Chinea, Nancy
Gutierrez, Norberto Morales, Adolfo A. Rodríguez, Jesús Torres Moya, Ulpiano
Rivera, Humberto Villanueva, Mario Soriano, Aníbal y Lourdes Acosta, entre
muchos otros.
Actualmente, el Comité cuenta con la colaboración
entusiasta y comprometida de un nutrido grupo de hombres y mujeres de todas las
edades, provenientes de diversos sectores de la sociedad guaynabeña. El
presidente, Jaime Alonso, René Muñiz, Ana María Zulueta, Jaime Rodríguez Rivera
y tantos otros compañeros que hacen sus valiosas aportaciones por la única
retribución de cumplir con su deber patriótico y ayudar a construir una mejor
sociedad para Puerto Rico y para Guaynabo.
A todos, gracias. Es una gran satisfacción saber que,
en nuestro compromiso con el Partido y con nuestro pueblo, podemos contar con
ustedes incondicionalmente. Mientras podamos contar con gente de esta talla y
con este compromiso con la verdad y con la justicia, el camino duro y difícil
habrá de conducirnos más temprano que tarde hacia el objetivo supremo: la
independencia de Puerto Rico. No solo para disfrutar de la dignidad que la
libertad trae consigo, sino para alcanzar una sociedad justa en la que se
respire paz y cada compatriota pueda alcanzar sus sueños conforme a sus
capacidades y a su esfuerzo de cada día.
Ustedes, compañeros, han hecho honor al valor, suprema
virtud humana, nosotros en el Partido, agradecemos que ese valor haya sido
puesto al servicio de nuestra patria.